LA ESPIRAL DE LA MEMORIA

Recapitulación.

Deshaciendo los nudos de la memoria

HISTORIA

Tu Memoria, Tu Pasado y la Clave para el Futuro.
Tu cuerpo alberga la memoria y esa memoria conforma tu pasado. La manipulación del pasado influye en el futuro, siempre a través del presente.

Admitámoslo, es un concepto complejo. Sin embargo, es crucial entender que nuestra percepción de la realidad está modelada por nuestra historia personal, la colección de información que constituye nuestro ser, nuestra identidad. Este proceso ocurre a lo largo de la vida, ya sea de forma consciente o inconsciente.

Nuestros impulsos, emociones y pensamientos están enraizados en una estructura o mátrix (término de moda y a menudo malinterpretado) formado y mantenido por nuestra historia personal. Esta estructura es una proyección de la realidad, una creación de nuestra propia memoria.

CURIOSIDAD

Dentro de las herramientas que nos ofrece la sabiduría Tolteca, destaca la Recapitulación como una de las más potentes. Su objetivo es desenmarañar los enredos de nuestra memoria subyacente.
A través de ella, se logra alcanzar las raíces de los traumas, bloqueos y patrones que obstaculizan nuestro crecimiento y evolución.

Aquí os dejamos un ejemplo visual de las capacidades que somos capaces de afrontar y experimentar.

NUESTRA REFLEXIÓN

Lo nuevo que llega necesita espacio donde ubicarlo.
Si estás repleto de toda tu vida, no hay espacio para nada nuevo. ese espacio hay que construirlo.
La recapitulación de tu vida crea ese espacio.

Recapitulación

Deshaciendo los nudos de la memoria.
Personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte y regresado a la vida, narran que al comenzar a morir hicieron una recapitulación de sus recuerdos. Para los toltecas este proceso espontáneo puede practicarse antes de llegar a este momento definitivo. Se trata de una práctica que tiene múltiples beneficios y que permite prepararse para partir de este mundo con conciencia.

Son muchas las historias de hombres y mujeres que han padecido accidentes u otros eventos que los llevan a estar clínicamente muertos pero que de manera inexplicable reviven o, como ellos lo describen, “se devuelven” de ese estado que parece un sueño, a la experiencia cotidiana de estar vivos en sus cuerpos físicos. Al regresar de estos estados, muchos han relatado que una de las experiencias que tuvieron, fue recordar sus vidas desde la actualidad hacia el pasado, como una película que se retrocediera. Este tipo de sensación también ha sido descrita como “recoger los pasos”, pues se trata de volver el tiempo atrás para pasar una vez más por esos lugares significativos, ver de nuevo a los seres queridos y experimentar por última vez aquello que marcó su existencia.

Recapitular, en el sentido de hacer un resumen al final de un proceso, es una bella metáfora para expresar cómo los seres humanos podemos también organizar nuestra conciencia. Es decir que, a través del poder de la memoria, podemos extraer de entre nuestros recuerdos experiencias valiosas para nuestra vida, para nuestro ser, para el significado de nuestra existencias, pues a final de cuentas, ¿qué más tenemos como seres que vamos a morir?. Esta perspectiva puede ayudar a entender por qué sucede que al morir, la persona realice ese último repaso de lo que fue su vida, lo que gozó, lo que sufrió, lo que amó, en fin, todo aquello que enriqueció su conciencia.

En el linaje tolteca del cual hizo parte Carlos Castaneda, este fenómeno se considera más profundamente aún, al concebirlo en términos de energía vital. Para los hombres y mujeres que hicieron parte de este linaje, nuestra energía se involucra en cada situación de nuestras vidas, particularmente en aquellas que tienen una mayor carga emocional, pues nuestra atención y conciencia de ser se enfocan de manera intensa en todo lo que sentimos en esos momentos. A su vez, la conciencia, con la que venimos a este mundo como entidades temporalmente individuales, se enriquece a través de cada evento que atravesamos. Ese ejercicio constante de experimentar nuestro ser y vernos actuando en un mundo complejo de situaciones, cambios y momentos es, en esencia, justamente lo que hacemos con nuestra energía vital.

Podríamos decir que empleamos nuestra energía en eso, los cual parece algo obvio, ¿en qué más podríamos gastarla? Y de esta manera no nos percatamos, que existen opciones, como la recapitulación, que nos permiten desatar las energías que han quedado anudadas en emociones y pensamientos que no necesitamos sostener. ¿Para qué seguir sintiéndonos como el niño o la niña que fueron agredidos años atrás? ¿Quién querría de manera consciente quedar atrapado en la añoranza de una relación amorosa cuyo ciclo ya llegó a su fin? ¿Qué necesidad tenemos de pensar una y otra vez en una situación que no pudimos resolver y que terminó mal?

Además, según la tradición de este linaje tolteca, si liberamos la energía contenida en nuestros recuerdos, podemos realizar actos fantásticos con ella. Por una parte esa energía puede servirnos para vivir mucho más plenamente en el mundo de todos los días, en el aquí y el ahora, disfrutando y dando lo mejor de nosotros en cada momento, liberándonos de hábitos y patrones de conducta repetitivos, aburridos y vitalmente pobres. Este es el aspecto concreto. Y por otra parte, puede llevarnos a descubrir mundos sutiles y despertar todo el potencial de nuestros cuerpos energéticos, es decir, recuperar la totalidad de nuestro ser, que no está hecho únicamente de materia sólida como un objeto en un mundo de objetos, sino que, además de nuestro maravilloso cuerpo físico, tenemos acceso a otros niveles de experiencia, como capas de una cebolla a través de las cuales encontramos…. lo indescriptible. Este es el aspecto abstracto.

Las artes que practican con disciplina los toltecas para andar este camino son, entre las principales, la recapitulación y los pases energéticos. Ejercicios aparentemente simples, pero que con el tiempo van abriendo las compuertas a la recuperación de la fluidez de nuestra energía. Y en última instancia todo esto…. ¿para qué? Cada practicante busca sus respuestas, a través de sus propias exploraciones, permitiendo que las nuevas energías transformen su vida. Es por esto que más que un objetivo absolutamente establecido, se trata de un viaje de conciencia, que lo conducirá al final de su camino en esta Tierra, a tener su propia danza con la muerte. Y mientras llega ese momento, nos volvemos más y más fluidos, especialmente en el ámbito de la percepción, que poco a poco deja de estar tan fija en los paradigmas establecidos, para sentir el flujo sutil de la energía y seguir los cambios que nos propone el Espíritu a cada paso.

Entrada escrita por: Antropólogo e instructor de Being Energy® Bogotá, Colombia.
Camilo Luna.

http://misteriovital.blogspot.com.co/

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