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LA MEMORIA DE BAOBAB.

RECAPITULACIÓN.

La memoria del Baobab hace referencia a la gran importancia de ejercitar la memoria para recobrar la lucidez en el sueño.

HISTORIA

La memoria del Baobab hace referencia a la gran importancia de ejercitar la memoria para recobrar la lucidez en el sueño.
Un ejercicio muy práctico para ello es La práctica de la Recapitulación se presenta como un ejercicio práctico para fortalecer la memoria. Consiste en enfocarse en una respiración mecánica y un movimiento relajado de la cabeza de derecha a izquierda, sincronizando la inhalación y exhalación con el movimiento.

Una vez conseguido el movimiento y respiración automáticamente, nos concentramos en el lugar o instante que queremos recordar. Tal vez sea un momento de la infancia, o incluso nuestro propio nacimiento.

La conciencia plena en el estado de vigilia nos facilita ser conscientes también en el estado de los sueños, en Oniria.

CURIOSIDAD

CASTIGADO POR LOS DIOSES.

Según cuenta la leyenda más popular, la peculiar forma del baobab (con su exótica copa) se debe a que los dioses, hartos de la actitud altiva de este ejemplar, decidieron castigarlo dándole la vuelta, para que las raíces crecieran hacia abajo. Es decir, esta peculiar copa se debería a que este árbol está del revés. 

Pero ¿por qué tan duro castigo? Según este mito, todos los seres de la tierra admiraban al baobab, y lo reconocían como la más bella manifestación natural. Por ello, lo adoraban y le rendían culto. Incluso, los dioses lo admiraban, por lo cual le otorgaron una larga vida, para poder disfrutar de su belleza durante mucho tiempo.

Poco a poco, los baobabs empezaron a proclamar orgullosos su situación privilegiada.
Altaneros, crecían para presumir y así tapaban a los demás árboles, impidiendo que a éstos les llegara la luz del sol. Incluso, se atrevieron a retar a los dioses amenazándolos con que su crecimiento les permitiría ponerse a su altura. Por ello, los dioses castigaron su soberbia desatando contra ellos toda su ira.

En consecuencia, castigaron su vanidad condenándolos a crecer boca abajo, guardando sus flores bajo la tierra y extendiendo sus raíces hacia el cielo. El árbol asumió su destino, pero siguió creciendo, esta vez para suplicar el perdón de los dioses. Aunque no deja de ser bella, esta no es la única leyenda sobre este árbol, y es que cabe preguntarse si el baobab era vanidoso o los dioses envidiosos…

CELOS DE LOS DIOSES.

La leyenda narrada se cuenta a los niños africanos para advertir del peligro de la vanidad y de la importancia de no caer en la soberbia, es decir, de la humildad.

Aunque lo cierto es que, aún con su castigo, el baobab sigue siendo una de las maravillas de la naturaleza pero debe convivir con los otros sin robarle el sol. Sin embargo, esta leyenda no es la única, pues, ¿no tenía derecho a crecer el baobab?, ¿y si la acusación de altanería procede de la envidia de los otros?

Esto es lo que nos cuenta la otra versión de la historia, según la cual, el castigo otorgado por los dioses no fue por su falta de humildad, sino por los celos que sentían ante la belleza de este árbol que era amado por todos. Por fortuna para nosotros la envidia divina no ejerció el efecto esperado, pues aún “estando del revés” el árbol sigue despertando la admiración de todo el que lo observa. Y es que, lejos de esconderse de su condena, crece haciendo caso omiso a la envidia y se erige como ejemplo de fortaleza. Por último, cabe recordar también otra versión que señala precisamente lo ineficaz de la envidia…

NUESTRA REFLEXIÓN.

El Baobab, considerado uno de los árboles más longevos del planeta, simboliza la capacidad de almacenar información y experiencias a lo largo del tiempo.

Imaginaros todo lo que estos árboles han presenciado a lo largo de sus casi mil años de existencia y cuántas historias podrían contarnos si pudieran hablar…

La memoria representa nuestro pasado, y nuestro cuerpo es el resultado tangible de esa información pasada. Mientras buscamos evadir el presente, enfocándonos en tiempos mejores o esperanzas futuras, lo físico y material que nos rodea son las marcas de ese pasado.

Centrar nuestra atención plenamente en el presente nos permite disipar el sufrimiento. Y si persisten heridas emocionales, podemos cerrarlas a través de la práctica de la recapitulación y el ensueño.

“Por regla general, el inconsciente se nos revela en los sueños, donde no aparece como un pensamiento racional sino como una imagen simbólica. Uno no puede permitirse el lujo de ser ingenuo al tratar con los sueños. Se originan en un espíritu que no es del todo humano, sino más bien un soplo de la naturaleza, el espíritu de una diosa tan bella y generosa como cruel.”

REFERENCIAS:
El gran viaje del baobab
El silencio del baobab – Revista Mètode

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